Tanta era la emoción del pueblo al escoger una reina de
belleza que en el año celebraban ocho ferias con motivos diversos, por la
patrona, por las siembras, por las lluvias, por la sequía que espantaba los
zancudos, por la primera cosecha del maíz, de la papa, la cebolla y el
cilantro, en el inicio de las clases y la culminación de las mismas; incluso
celebraban una feria en honor a las ferias; todo con la intención de escoger
una reina. Todo el show era televisado y observado por el pueblo entero. Días
antes del magno evento tanto la radio como la prensa entrevistaba a las
candidatas al título de reina y todas las chicas del pueblo hacían colas para
participar en la coronación de la reina de las ferias.
Sin embargo, de tantos eventos ya el pueblo se había
cansado de coronar siempre a las mismas muchachas, se habían agotado los
recursos en cuanto a féminas, no había en el pueblo jovencitas que no hubiera
sido coronada reina de alguna de las ferias; excepto las hijas de Don Felipe y
Doña Justina. Ana, Mercedes y Doris eran; en palabras de sus amigos y vecinos las
tres jóvenes menos agraciadas del pueblo y si éste era el comentario de amigos
y vecinos imaginen lo que pensaban las demás personas del pueblo sobre estas
tres muchachas. A las pobres no le atendían ni en la bodega, cuando enfermaban
debían ir a pueblos vecinos porque en el hospital local no querían atenderlas e
incluso comulgaban con velo sobre el rostro para no espantar a los santos. ¡Que
desgracia para estas muchachas! No había joven que no fuera reina de feria del
pueblo y Doña Justina se sentía muy mal
ya que ella había soñado con la idea de que sus hijas al crecer formarían parte
de estos certámenes.
Una noche Don Felipe la encontró llorando sola en el
jardín de la casa y le preguntó: – Señora esposa ¿Qué le acontece? – Doña
Justina con grandes lagrimones en los ojos le dice: mi tristeza es muy grande
mi señor esposo, nuestras hijas son las únicas mujercitas del pueblo que no han
sido coronadas como reinas de las ferias del pueblo, hasta la hija tuerta de
Doña francisca ha sido seleccionada y nuestras hijas nacieron con tan mala
suerte que ni con jurado de ciegos ganarían un titulo de belleza. Don Felipe
bastante conmovido por el dolor de su esposa le jura: – Pues bien mi señora
esposa, a partir de mañana haré lo posible y lo imposible para que nuestras
hijas sean coronadas como las próximas reinas de las ferias.
En los días que siguieron se anunciaban las ferias en
el pueblo y se hacía el llamado a participación de todas las jóvenes del pueblo
que desearan participar. Don Felipe se había propuesto convertir a sus hijas en
reinas. Se presentó ante la oficina de inscripciones solicitando el cupo para
tres participantes al verlo allí todos pensaron en sus hijas y empezaron a
burlarse del pobre Don Felipe. Jajaja ¿A quién viene a inscribir Don Felipe? ¿A
sus hijas? Jajaja, esto no será un concurso de belleza sino un concurso de
mandriles. Jajaja, mejor será que no se inscriba más nadie porque estas
muchachas se comerán a las otras. Pues no – dije Don Felipe – vengo a inscribir
a tres sobrinas, hijas de la hermana de Doña Justina que vienen de la ciudad,
son jovencitas muy bellas y hermosas, sin competencia alguna ante otra mujer,
pobre de las otras niñas que se inscriban, no llegarán ni detrás de la
ambulancia. Bueno Don Felipe – necesitamos que nos traiga unas fotos de las
muchachas para la inscripción, por acá tiene las planillas, mucha suerte en
estas ferias.
Don Felipe se retiró de la oficina pensando como haría
para que participaran sus hijas si para el pueblo estas chicas no tenían las
cualidades para ser reinas. Al día siguiente Don Felipe se presentó en los
preparativos de la feria y llevó a sus tres hijas, se excusó diciendo que sus
sobrinas no habían llegado al pueblo pero estarían allí para la noche del
evento, tan sólo que sus hijas participarían en los ensayos para no dejar
vacíos en la coreografía. Los organizadores aceptaron y mientras los ensayos se
daban Don Felipe se dio a la tarea de hablar de la belleza de sus sobrinas, sus
ojos, su cuerpo, su larga cabellera, según Don Felipe las tres cantaban como
Ángeles y eran famosas chicas de ciudad.
La noche de la coronación las hijas de Don Felipe
fueron coronadas en representación de las tres sobrinas que nunca llegaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario